Mi ideal, a quien quise de pequeña como a una abuela, fue Mariquita la de San Juan. Era una viejecita menuda, con el pelo totalmente blanco. Tenía una casa pequeñísima, con un jardincillo increíble y un pozo. En una gran jaula criaba gallinas enanas, que allí llamaban "pitirras". Se reía mucho. Yo la veía como un personaje de cuento y me gustaba mucho ir por su casa. Siempre me daba un huevo diminuto de sus gallinas. Según ella, eran muy ponedoras y muy buenas madres. Vivía feliz rodeada de sus flores y sus gallinitas.
Recuerdo míos. Isabel García Lorca.
Ni té matcha, ni especias de nombres imposibles, ni sales variadas, vivir en un pueblo tiene sus limitaciones. Por otro lado, productos de la huerta al mercado y huevos, que no sé si serán de gallinas felices pero que tienen una yema cuyo sabor muchos ya habrán olvidado.
Ingredientes:
- 1 huevo por comensal.
- mostaza a la antigua.
- leche Ideal.
- patata cocida.
- unas lonchas de bacalao ahumado.
Preparamos una crema en la proporción de mostaza y leche Ideal que prefiramos para rellenar las cocottes, basta mezclar bien.
En unos recipientes individuales y resistentes al horno colocamos una base de crema, la patata cocida cortada en rodajas, el bacalao ahumado y el huevo en crudo.
Con cuidado de no romper la yema rellenamos el recipiente con el resto de la crema.
Horneamos a 180º hasta que cuaje el huevo.
Salamos ligeramente al servir.
Rápido y riquísimo, solo apto para aquellos a los que les gusten sabores fuertes como el bacalao y la mostaza.
¡Imprescindible hacerse con un buen pan!